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En Kitchen, siempre hemos creído que la buena comida comienza con buenos ingredientes. Las grasas son la base de la cocina: aportan sabor, crean textura y soportan el calor del fuego.
Durante años, los aceites vegetales como el de canola y soya dominaron nuestras freidoras y sartenes, al igual que en muchas cocinas del mundo, promocionados como opciones saludables y versátiles. Pero a medida que nuestra comprensión de la nutrición ha evolucionado, hemos decidido hacer un gran cambio: dejamos atrás los aceites vegetales y ahora cocinamos y freímos exclusivamente con manteca.
El lado saludable de la manteca
La manteca no es solo grasa, es un tesoro nutricional. Cargada de grasas saturadas y monoinsaturadas, ofrece una fuente de energía estable y fácil de procesar para el cuerpo. Es rica en vitaminas liposolubles—A, D, E y K—que fortalecen el sistema inmune, los huesos y la salud en general. Cuando proviene de animales alimentados con pasto (como la nuestra), la manteca también contiene ácido linoleico conjugado (CLA), un compuesto natural vinculado a la reducción de la inflamación y potenciales beneficios anticancerígenos.
Los aceites vegetales cuentan otra historia. Aceites como el de canola, soya y girasol están cargados de grasas poliinsaturadas, especialmente ácidos grasos omega-6. Un poco de omega-6 es necesario, pero las dietas actuales nos inundan con ellos, sacando de balance los omega-3 y promoviendo inflamación. Cuando los calientas, la cosa empeora: se oxidan y generan subproductos tóxicos como grasas trans y aldehídos, relacionados con enfermedades cardíacas, cáncer y otros problemas. Los humanos han prosperado con grasas animales como la manteca durante miles de años; los aceites vegetales son una invención moderna y los resultados no han sido los mejores. En Kitchen, apostamos por una grasa que nos nutra, no que nos dañe.
Manteca en la cocina
La salud es solo el comienzo—la manteca es una campeona en la cocina. Con un punto de humo de aproximadamente 200°C (400°F), es ideal para freír, saltear y asar. Su estabilidad significa que soporta altas temperaturas sin descomponerse en compuestos dañinos. Los aceites vegetales pueden ser versátiles, pero no entregan los mismos resultados.
¿Y el sabor? Insuperable. La manteca aporta una profundidad de sabor increíble. Nuestras papas fritas quedan crujientes, doradas y tan deliciosas que han enganchado a nuestros clientes. Esto es lo que creo: “Cocinar con manteca es un cambio radical. Es probar la comida como debería ser.”
Sustentabilidad y ética
Cocinamos pensando en el presente y en el futuro. La manteca encaja perfectamente en nuestros objetivos de sustentabilidad. Como subproducto de la industria ganadera, ayuda a reducir desperdicios al aprovechar más del animal. La obtenemos de granjas locales donde se practica la agricultura regenerativa, lo que mejora la salud del suelo y captura carbono. La producción de aceites vegetales, en cambio, depende de monocultivos intensivos y pesticidas que degradan la tierra. La manteca no solo es mejor para tu plato, sino también para el planeta.
Además, se alinea con una alimentación más natural y acorde con nuestra biología. La manteca es grasa animal pura—sin carbohidratos, sin aditivos—justo el tipo de energía que muchos defensores de dietas ancestrales y saludables prefieren.
El compromiso de Kitchen
¿Por qué el cambio en Kitchen? Porque queremos servir comida que sea deliciosa y genuinamente buena para ti. La evidencia contra los aceites vegetales sigue creciendo, y no pensamos quedarnos atrás. La manteca es una elección más inteligente, respaldada por la ciencia y la historia. Nuestros chefs la aman, y estamos seguros de que nuestros clientes también.
Esto no es una moda pasajera para nosotros, es una decisión de calidad. Estamos escuchando a nuestros cuerpos y a nuestra comunidad. Si eres carnívoro, sigues una dieta keto o simplemente buscas buen sabor, tenemos algo para ti.
Desde ahora, todo lo que freímos en Kitchen está hecho con manteca. Te compartimos una receta para que pruebes en casa por ti mismo, uno de los nuevos favoritos de nuestro menú: Papas a la Francesa.